Oración del Diezmo

Recibe Señor, mi ofrenda. No es una limosna, porque no eres mendigo. No es un aporte, porque no lo necesitas. No es el resto que me sobra que te ofrezco.

Este monto representa, Señor, mi reconocimiento, mi amor.
Pues si lo tengo es porque tú me lo diste. Amén

Reflexiones

Reflexiones

Sunday, January 28, 2018

Acompañar...........

Simplemente estar ahí, presente,
al lado de quien te necesita.

No es indispensable hablar,ni hacer algo especial.
Lo importante es comunicar al otro que uno está
unido con la alegría, o la tristeza;
que está viviendo el ser querido.
Lo que vale es respetar siempre el pedido,
verbal o silencioso,
latente o manifiesto de compañía o de soledad.
Acompañar es intuir la carencia del otro:
es cuidar, proteger, sin molestar o dañar.
Es tarea de amigos, de amantes,
de seres que se sostienen en la hermandad
de los afectos.
Es un servicio de lealtad
Es un punto de contacto, más cerca
de los sentimientos invisibles
que de la mera proximidad física, ostensible.
Se puede estar "cerca" de alguien.
También es posible estar unidos por la distancia,
pero próximos en el corazón.
A veces los sentimientos se filtran,
por las fronteras
inventadas por los mismos protagonistas.
Acompañar no es pared sino puente,
unión de almas.
Existen paredes de vidrio, no visibles,
que impiden la unidad de los sentimientos,
que asfixian el surgimiento generoso
y espontáneo de la compasión.

Hay proximidades que agobian y aíslan mucho
más que la soledad misma.
"Y qué le digo"?,preguntó alguien,
temeroso de sus propias emociones
ante el dolor de un conocido...
"No digas nada, absolutamente nada", respondió la sensibilidad.
Lo que importa es estar ahí en el momento justo.
Tal vez no exista nada mejor
que la elocuencia del silencio.
En determinadas circunstancias, las palabras
sólo consiguen incomunicar.
Como se recuerda el sabor del vino
aún después que su olor se haya desvanecido,
y que su copa haya desaparecido.
"Cállate por favor... quiero estar contigo", suplicó
el poeta necesitado de compañía...


Descubriendo el Siglo 21
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Sunday, January 21, 2018

LA REGLA DE ORO

Si conoces a un niño, no lo desprecies, ámalo.
Si conoces a un anciano, no te enojes porque te 
cuenta siempre la misma historia, compréndelo..
Si conoces a un enfermo, no le cuentes de tus propias enfermedades, consuélalo.
Si conoces a un solitario, no le mires indiferente
dale tu compañía.
Si conoces a un débil, no le quites las fuerzas que aún conserva, fortalécelo.
SI conoces a un hambriento, no le arrebates el mendrugo 
que ha conseguido, dale de comer.
Si te encuentras a alguien que tiene sed, no lo envíes al pozo más cercano, dale de beber.
Si sabes de un prisionero o encarcelado, no voltees el rostro diciendo: “pues allá él”, visítalo.
Todas esas cosas - niño, anciano, enfermo, solitario, débil
- has sido o serás alguna vez.
Necesitarás entonces amor, comprensión, consuelo, 
compañía y fortaleza.
Da todo eso cuando te necesiten, y todo eso recibirás cuando lo necesites tú.
Pero además, recuerda que el mismo Cristo estará pendiente de todo ello, pues dijo que si alguien da aunque sea un vaso de agua en su nombres, eso no quedará sin recompensa.


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Sunday, January 14, 2018

¿A ti quién te condena?

Dos hombres fueron condenados. 
La sentencia consistía en que en un día determinado, 
en veinte años, serían torturados lentamente hasta la muerte.
Al escuchar la sentencia, el más joven se retorció de la pena y del dolor, y a partir de ese día, cayó en una profunda depresión.
"¿Para qué vivir?" se preguntaba,
"si de todas maneras van a arrebatarme la vida, 
y de una manera inconcebiblemente terrible!" 
Desde ese día nunca fué el mismo. 
Cuando alguno de sus cercanos, compadecido por su estado, le ofrecía apoyo para tratar de alegrarlo, respondía rencorosamente diciendo:
- Claro, como tú no tienes que cargar mis penas, todo te parece fácil. 
En otras ocasiones también replicaba:
- Tú no sabes lo que sufro, no es posible que me entiendas...
Y, a veces, alegaba en voz alta:
- ¿Para qué me esfuerzo? Si de todas formas...
Y así, poco a poco, el hombre se fué encerrando en 
su amarga soledad y murió mucho antes de que se 
cumpliera el plazo de los veinte años.
El otro hombre, al escuchar la sentencia, se asustó y se impresionó, 
sin embargo a los pocos días resolvió que, como sus días estaban contados, 
los disfrutaría.
Con frecuencia afirmaba:
- No voy a anticipar el dolor y el miedo empezando a sufrir desde ahora.
 Otras veces decía:
- Voy a agradecer con intensidad cada día que me quede.
Y, decidió disfrutar de la gente que lo rodeaba, 
a su compañero de sentencia solo lo respeto en su vision de vida 
y se alejo de el, para tener la oportunidad de sembrar en 
los otros lo mejor de sí.
Cuando alguien le mencionaba su condena, respondía en broma:
- Ellos me condenaron, yo no me voy a condenar 
sufriendo anticipadamente y, por ahora, estoy vivo.
Fué así que, paulatinamente, se convirtió en un hombre 
sabio y sencillo, conocido por su alegría y su espíritu de servicio.
Tanto, que mucho antes de los veinte años, le fué perdonada su condena.
Amigo mío, el 99% de tus miedos no se realizarán.
Cree en tu fuerza, disfruta la libertad de ser feliz.
La verdadera libertad no está en lo que haces, si no en la forma 
como eliges vivir lo que haces, y sólo a ti te pertenece tal facultad.



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